jueves, 18 de septiembre de 2008

MI CUBIL FELINO

16:15 hrs. Martes 16/09/2008 – En un lugar de Pucallpa, Perú
Nada mas abrir la puerta de ingreso se podía percibir que las cosas no eran normales este día; una serie de detalles me lo decía, un silencio extraño en el gran canchón el terreno que a manera de gran depósito y estacionamiento de cisternas tiene además en un ángulo de la izquierda entrando una construcción de material noble como un bungalow -que es mi casa en estos lares-, con dos ambientes mas un baño interior y otro exterior y en la parte lateral una lavandería; la puerta de ingreso de la casita tiene seis paños o ventanitas con vidrio catedral en su parte superior, una de ellas antes de este día en vez de vidrio estaba con una cubierta plástica improvisada. Apenas traspasar el portón metálico desde donde se ve la casa y la puerta con vidrios eso llamó mi atención, la cubierta estaba rasgada y podía verse el interior; tampoco salió a mi encuentro la gata negra jaspeada sin nombre que me adoptó como su amo hace unos meses y que cada tarde al llegar y sobreponiéndose a su carácter asustadizo siempre me da la bienvenida estirándose como gata que es y maullando reclama su Cat Chow. Extraño, muy extraño, calma tío –me dije-, respira y piensa, es algo predecible que en algún momento podía suceder, solo debe haber sido un pillo que habrá querido coger lo que estaba a su alcance por la ventanita abierta, eso debe ser…
Lejos estaba de imaginar que no era solo eso, cual C.S.I. hice un rápido análisis de “la escena del crimen”, me asomé por la ventanita, adentro era un tiradero, todo revuelto y notorios rastros de lo debe haber sido la desesperación por encontrar cosas de valor, sin embargo a la vez habían cosas que estaban intactas como mi casco de motociclista, en su lugar sin haber sido tocado siquiera, así como los contenedores de mis provisiones –no les gusta el café, que bueno-, el microondas sin novedad, la refri cerrada, solo un botellón de Ginger Ale en el piso en medio del regadero de papeles, cajas y bolsas mas unos palos con los que intuyo en un principio el pillo debió intentar infructuosamente alcanzar las cosas mas portables y sacarlas por la minúscula ventana. Era poco aún lo que veía, abrí la cerradura y tras recapitular lo antes visto pasé del vestíbulo al dormitorio, la primera imagen que tuve fue toda la luz que se filtraba del baño en el fondo, en el espacio de unos 30 x 70 cm ya no había ventana, ni los vitroven ni las vallas. ¡Chucha, entraron a robarme en serio!, en el piso, la cama, la maleta, la cómoda, ropa, almohadas, mas papeles, mas bolsas, todo revuelto, todo regado.
Mi bunker había sido vulnerado, el pillo o pillos habían logrado ingresar al más recóndito de mis espacios y se pasearon en el como si nada. Nuevamente, rápido y veloz análisis de la escena: un robo es un robo, solo me quedaba decir ya perdí, me llamó la atención sin embargo ver que algunas cosas de aparente valor estuvieran ahí sin mas; me alegré que no hubieran sido sustraídas pero a la vez me extrañó que no hayan sido llevadas. Reacción inmediata, cierra todo y continúa la indagación en otro frente, buscar ayuda, explicaciones que se yo.
Salí rumbo a la oficina administrativa del grifo adyacente al terreno, huelga decirlo, como en casi todos estos casos nadie vio nada, nadie sabía nada; con suerte encontré a mi tío y tras bromear conmigo por llevar corbata a esas horas de la tarde me acompañó a revisar el lugar de los hechos.
16:30 hrs.
Algunas reflexiones sobre la marcha y tras ver y deducir lo que había pasado y sobre todo como había pasado, inspeccionamos los alrededores, una vuelta a la lavandería y confirmar por fuera la visión de la ventana por la que ingresó y salió el pillo y estimar además que debo haber llegado a una hora providencial y que el sujeto debe haber estado en plena sustracción por que dejó tirando un maletín nuevo y mis raquetas de frontón sobre el lavadero. ¿Estaría aún por ahí entre los arbustos o entre la cisterna y otras cosas? ¿Cómo entró y salió de un terreno cercado con paredes tan altas y con la puerta cerrada con tres vueltas de llave? No hubo nada, no hubo mayor rastro.
Del balance de lo robado caí en la cuenta que pensaban encontrar dinero o mas cosas de valor, se pelaron pues, pero si cargaron con cosas increíbles considerando todo lo hay dentro, quizá por cuestión de prisa o de formato y es que cosas de mediano o gran volumen no podían salir por diminutas ventanas; eso si, chau a mi reproductor de MP3, algunas herramientas, una mochila con parte de su contenido –me dejaron las raquetas, gracias-, una navaja, un reloj de pulsera Swiss Army -¡tamare!-, dos pares de zapatillas, un par de botines todo terreno y un celular en desuso que aun me servía de agenda. La tele, el equipo de sonido y parte de la ropa permanecieron en su lugar, lo demás revuelto y por los suelos. Monses o no, agradeciendo al de arriba que el robo no haya sido mayor, concluí que había que tomar precauciones drásticas, la casita no podía seguir expuesta, ni su habitante, ni sus cachivaches; con mi tío trepamos en su carro en busca de refuerzos ¿Dónde se metieron todos los cerrajeros y metal mecánicos de la ciudad?, no había ninguno, luego de buscar varias opciones, al cuarto intento dimos con el señor Julio y sus dos asistentes, el resultado: ahora la ventana del baño ostenta una señora reja con ángulos de fierro de pulgada y media por donde no pasaría ni Houdini, y en la puerta, las seis dichosas ventanitas tienen tras de si una gruesa cortina de hierro –tal cual-, empernada y engastada en toda la madera.
¿Qué si duermo mas tranquilo? ¿Qué si puedo salir a trabajar con cierta seguridad? Algo así, pero ninguna precaución será suficiente, siempre estaremos expuestos a estos pillos de mierda, en casa o fuera de ella, en lugares públicos o privados, pero hay que reducir los riesgos aún a costa de nuestra comodidad. En casa aún faltan algunos detalles y ya estoy pensando en un rotwailler afuera. Solo espero acostumbrarme a esta nueva sensación de estar metido dentro de un carro blindado de PROSEGUR, inexpugnable, con menos luz natural en la mañana. En fin, había que hacer algo, no se las iba a dejar tan fácil.

martes, 16 de septiembre de 2008

TODO LO QUE VI (A VUELO E’PAJARO)
(Gómez/Morales/Valladares)

Piensa, respira, y emprende ese vuelo furtivo
Reúne fuerzas, descubre fronteras perdidas

Solo piensa, ya no puedo sonreír,
el sol que quema, creo que antes ya estuve aquí
allá abajo, solo veo gente correr,
y aquel río gris, creo que algo quiere decir.

Muchos valles, muchos sueños tras de mi
el viento ahora está en la misma dirección
cruzo el centro, ya es de noche, me perdí
no es muy cuerdo este viaje que emprendí.

Solo piensa, ya no puedo sonreír,
el sol que quema, creo que antes ya estuve aquí
allá abajo, solo veo gente correr,
y aquel río gris, creo que algo quiere decir.
(solo)
Solo piensa, ya no puedo sonreír,
el sol que quema, creo que antes ya estuve aquí
allá abajo, solo veo gente correr,

y aquel río gris, creo que algo quiere decir.

Me estremezco con imágenes de ayer,
No es lo mismo allá arriba que verlo aquí
Artificio, ruido, acaso esto es normal?
Es muy tarde el viaje tengo que seguir.

Solo piensa, ya no puedo sonreír,
El sol que quema, creo que antes ya estuve aquí
Allá abajo, solo veo gente correr,
y aquel río gris, creo que algo quiere decir.

viernes, 5 de septiembre de 2008

ACUA MÓVIL

¿Han escuchado esa frase “Es mi hermano, no pesa”?
Me recuerda un poco ese pasaje que te cuentan del tiempo de los romanos y en mi mente visualizo esa clásica imágen de San Cristóbal cruzando un río caudaloso cerca de Samos cargando al niño Jesús sobre sus hombros.
Todo esto viene a propósito que tengo un recuerdo recurrente asociado a momentos que disfruté mucho en la infancia y que hoy asoman como pequeño tráiler de película casera de 8mm.
Cuando pequeño habían en casa pocas cosas que pudieran tener la denominación de “juguetes”, tiempos de austeridad crónica en que a falta de hermanos menores tuve dos sobrinos-hermanos que me seguían por 2 y 3 años respectivamente. Para entretenernos a veces había que inventar e improvisar un poco y he de decir que –a veces también- la imaginación era grande y que teníamos aliados.
Siempre me ha gustado la lluvia, ver caer la lluvia, mojarse bajo la lluvia, jugar a protegerse de la lluvia, en fin, sin contar también la fascinación por los rayos, relámpagos y truenos y la costumbre de ponerse a contar los kilómetros donde se hubieran producido con solo enumerar los segundos entre el resplandor y el estruendo que le sigue.
Recuerdo haber tenido un vehículo anfibio sorprendente y fabuloso con su parabrisas panorámico dominando todo mi horizonte, un acuático monoplaza increíble donde permanecía seco durante toda mi travesía, desplazándome a toda velocidad dando infinitas vueltas, recorriendo todo el ancho y largo del patio de mí casa en pleno diluvio.
Demasiada felicidad, que libertad, cuanta vida… Quien diría que mi máquina poderosa y alucinante estaba construida sobre el “chasis” de un viejo triciclo heredado de mis hermanos más de una década mayores, al cual con imaginación y destreza se le habían acoplado unas estructuras de alambre y forrado prolijamente todo con grandes bolsas plásticas, oscuras arriba, atrás y a los lados y transparentes al frente.
¡Que fantástico triciclo convertible a prueba de lluvia!
De reojo en cada vuelta yo miraba al aliado hacedor de esos momentos, parco y a veces renegón -alicate en mano y medio empapado-, con la misma cara de satisfacción, del deber cumplido, la misma mirada que le vería en otros tiempos como cuando mas adelante me enseñó a manejar moto o cuando me gradué.
“No pesa, es mi hermano menor” parecía decir, eso parecía decir. ¿Te acuerdas Carloncho?

YA TE EXTRAÑO

Pareciera que no hay nadie, ni una sola persona en mi entorno que pudiera terminar de entender la dimensión de este particular univ...