lunes, 13 de octubre de 2008

Carta para un viejo amigo

Estimado Ismael:
Una vez mas no podremos coincidir en Lima, una vez mas no podré acompañarte ni ser partícipe de esa gran reunión de familiares y amigos que son tus conciertos, no podré escucharte decir en directo “gracias por estar aquí, espero que disfruten de este espectáculo de luz y de sonido” y que tratarás que nos sintamos menos solos y tratarás también de demostrar que estamos vivos y que no todo está escrito.
Han pasado algunos años y otras tantas canciones desde la primera vez que te escuché luego de andar curioseando el anaquel de CD’s de Marcia en su antigua casa de Floresta –música caleta me dije-, era el año 2001 y repasando los títulos de tus primeros discos “Atrapados en azul” y “La memoria de los peces” intuí a un trovador renovando la herencia de Silvio y de Serrat, escuchar “Papá cuéntame otra vez” fue una vorágine de reacciones, atención a la letra y después lo inevitable, como no sentirse un Daniel Cohn – Bendit o Dani “el rojo” dirigiendo a sus colegas de La Sorbona y desafiando gendarmes en aquel Mayo francés en los días de vino y rosas y la reflexión y conclusiones de una nueva generación que pregunta a sus padres para que sirvieron todos esos mayos del ’68 de la historia si siguen los mismos muertos podridos de crueldad y las mismas absurdas guerras. Así, me descubrí soltando un lagrimón al final de la canción; emotivo fue también declarar a viva voz “Amo tanto la vida” o casi deprimirme oyendo “Vértigo” ó “Un muerto encierras” pensando en antiguos amores.
Alternando sensaciones, como no sonreír cómplice con las historias de “Caperucita” o “La extraña pareja” y al pasar al otro disco con “Últimamente” fue como escuchar un diagnóstico de uno mismo y “Canción de amor propio” fue descojonarse de risa identificando mis propias manías. Así fué que mi convalecencia de un accidente en ese entonces en plena primavera porteña tuvo no solo música sino letras inteligentes; de ahí en más fue seguirte el rastro y procurar tus discos a través de los amigos y familiares viajantes por que aquí en tierras incas solo te escuchábamos quienes hubiéramos tenido alguna aproximación casi casual como la mía.
Debo darte las gracias mi estimado Ismael por cada nuevo esfuerzo por hacerte escuchar, algo que a estas alturas felizmente es una experiencia compartida por mucha más gente que ha hecho suyas tus canciones. No hay persona con quien haya compartido mis CD’s que no haya terminado apreciándote y siguiéndote. ¿Ya ves? has hecho muchos amigos Ismael, así cantamos para recordar que aun seguimos vivos (“Ya ves” Los paraísos desiertos - 2000).
En unos días mas cantarás para nosotros en el Auditorio del Colegio Santa Úrsula, me enteré muy tarde de tu llegada cuando ya había pactado mi ida y vuelta, hubiera querido escucharte decir las cosas que uno también dice como cuando se está frente a un espejo “Ahora que la adolescencia es un septiembre lejano… Ahora que duelen las resacas y cortan como una navaja. Ahora que nadie nos saluda por los bares de Malasaña, que pido auxilio, besos y comida por teléfono, que fumo flores y lloro a veces mientras duermo. Ahora que tiemblo como un niño abandonado. Ahora que viejos amigos nos han traicionado” (“Ahora” La traición de Wendy - 2002); hubiera querido que me cuentes más sobre los sueños del futuro de tu nueva “Casandra” o sobre el contenido de la sonda Voyager llegando a los confines del universo hasta Alfa-Centauro, o las historias de sala de cine en “Sesión continua”.
Eran muchas las cosas sobre las que teníamos que hablar y cantar, sin embargo, mientras yo esté dejando Lima en la madrugada del lunes volando sobre los Andes para retornar a mi selva laboral, tu recién estarás llegando para conversar tal vez con Mabela Martínez o dar alguna entrevista antes del recital del miércoles 22 por la noche; a esas horas no me quedará entonces otra cosa que poner a girar los CD’s como quien revisa antiguas o recientes cartas de un amigo entrañable.
Será para otra oportunidad Ismael, la próxima vez ¡avisa con tiempo pues hermano!
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Lo siguiente es lo que publicó Ismael Serrano en su blog respecto a su paso por Lima: (*)
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"... Viernes 24 de octubre de 2008
Garúa
Para mi amigo Pascual
El cielo opaco de Lima despliega su manto de garúa sobre los recién llegados. La fortuna de cada viaje viene acompañada siempre por un rayo de nostalgia que atraviesa mis párpados cada vez que los cierro. Imagino como será todo lejos. En casa. Y veo a un niño riendo a carcajadas sobre una cama. Y el mundo extraño e impaciente esperando su mirada. Cuando yo regrese ese niño será otro pero ya me sé de memoria su olor y gesto inquieto.En el salvapantallas de mis sueños aparece toda la gente a la que quiero. Y la melodía tarareada de las canciones que aún no he escrito toca mi piel como esta garúa indecisa, sin traspasar la ropa que me cubre pero avisando de que otras lluvias encharcarán mi habitación.Ahora viene a mi mente el olor del campo en otoño. Los berrocales a lo lejos abrigados de encinas y el olor de las chimeneas recién encendidas. El rumor del bar de la aldea, entorno a las mesas, y, de fondo, el telefilme de la siesta. Envido. Quiero un envite.Y en este día, color de ropa antigua, que diría el poeta peruano César Vallejo que puso la piedra blanca sobre la piedra negra, lejos de París y sin que alumbren el día aguaceros, muero un poco. Hay fracasos que nos muestran la medida de nuestra sombra, recortándose en el camino que dibujamos al salir de casa. En busca de un tesoro, o simplemente de tabaco. Fumo un cigarrillo, ese de más, y vengo de responder a preguntas con poca convicción y pido disculpas por la osadía con que arrojo contra el micrófono palabras y deseos. Llega el concierto y, como una flor que se abre, la música tiende sus estambres a un público que generoso canta y comparte el sueño que se posó en la ciudad portuaria que en estos días es mi vida. Durante el recital, al cerrar los párpados siguen atravesándome los recuerdos de mi gente como una saeta invisible y dolorosa. Pero ahora la nostalgia es alumbrada por los planes de futuro, la certeza de que en nuestras manos está abrir la cancela tras la que adivinamos la luz de otros amaneceres. El diálogo durante el concierto es un bálsamo porque saberse acompañado nos hace más fuertes en los momentos de adversidad. Agradezco infinitamente la noche compartida en Lima y nos despedimos sin hacer promesas vanas. Porque sé que volveremos. Afuera la garúa insiste en llenarnos de melancolía. Pero esta noche recibimos nuestra dosis de analgesia a través de las canciones y la charla, que extendemos hasta la sobremesa, hasta tarde mientras en Madrid amanece.Allá, al otro lado del océano, estarán bebiendo a sorbos la mañana junto con el café y el primer cigarrillo. Una alfombra de hojas secas se habrá extendido camino de la oficina. Y los plátanos desnudos de la calle enseñarán soberbios sus nudos como unas manos viejas abriéndose al cielo. Lima duerme y fumo otro cigarro, ese de más, mientras la garúa trata de meterse bajo mi ropa. Buenos amigos me acompañan. Los mejores. Y entre calada y calada se cuela la risa, haciéndose hueco entre el repaso de lo vivido. Nos despedimos y nos citamos temprano para viajar a Paraguay al día siguiente. Temprano. Demasiado. Sabrán soportar mi malhumor matinal como tantas veces.La garúa sigue cayendo sobre Lima mientras, feliz por el concierto, me acuerdo de todos. ..."

viernes, 3 de octubre de 2008

DX-ismo (cuando las emociones llegaban también a través de la onda corta)

Este es un vocablo, un concepto que siempre estará asociado a mi pubertad y a mi adolescencia, junto a un potente radio JVC regalo de mi padre, algo que se convirtió en la extensión más emocionante de mis conocimientos y las relaciones sociales en esa fase de mi vida. Si las revistas de mi infancia sirvieron para asomarme a un mundo infinito y mío, debo admitir que fue el DX-ismo la herramienta que me permitió dar pasos que me hicieron protagonista de muchas cosas inusuales para mi edad pero felizmente habituales entre mi circulo de amigos de entonces.
Una vez aprendido que los medios de comunicaciones son la suma de muchos elementos, que son la expresión de lo que un ser humano comunica a otro apoyado con la ciencia y la tecnología de cada época, que permite que los contenidos y los conocimientos de una determinada región o país puedan ser transmitidos hasta lugares distantes, una vez asimilado eso como algo natural, uno no podía limitarse a ser un mero receptor de esa información y conocimientos, uno debía también ser protagonista, formar parte de aquel sistema de comunicaciones.
En el colegio los amigos compartíamos datos, frecuencias y horarios de radios o programas recién descubiertos y ya en casa cada quien por lo general a partir de las seis de la tarde (23:00 Hora del Meridiano de Greenwich – Hora GMT u Hora UTC - United Time Cordinated) iniciábamos la singular cacería en la banda de onda corta, enterarse de la noticias que no verías ni en la tele ni la radio local, escuchar la música mas reciente y rebuscada y tomar conocimiento de otras realidades en la voz de amigos lejanos, estableciendo el vinculo con solo sintonizar y tener la paciencia de captar la señal adecuada de onda corta, al principio buscando las emisoras mas potentes y populares y después agarrar el gusto y reto de captar las emisiones mas lejanas y exóticas; aún recuerdo la emoción que provocaba escuchar el canto del “irakeere” anunciando el inicio de transmisiones de Radio RSA desde Johannesburgo.
Diexista es una castellanización de la expresión DXer, y el DX-ismo como actividad proviene de las siglas D = distancia y X = incógnita, y como afición podría definirse como la búsqueda de lo desconocido o lo que nos viene de la lejanía. Las personas que se dedican al diexismo son aquellas que con su aparato de radio se dedican a sintonizar, identificar, escuchar y monitorear emisoras de radio, bien sea que se trate de radiodifusoras o bien las señales de radioaficionados o señales utilitarias como las de barcos o aviones (aunque en estos casos actualmente el uso de dichas frecuencias solo se limita a momentos de maniobras o su uso en naves pequeñas tipo bolicheras), en mi caso y el de mis amigos, la carnecita de esta actividad –sobra decirlo- lo constituían las emisiones de radiodifusoras lejanas a nuestro lugar de recepción, desde las mas grandes y emblemáticas tipo Radio Nederland, Radio Deutsche Welle, BBC de Londres, Radio Suecia International, Radio France Internationale, Radio Praga, BRT de Bélgica, RAI de Italia, Radio Exterior de España, Radio Pekín, Radio South África, entre otras, y también aquellas emisoras que aunque no siendo las grandes corporaciones radiales de sus respectivos países en cambio tenían el encanto de su difícil sintonía sea por lejanas o por inusuales.
La mayoría de estas emisoras tienen transmisiones en varias lenguas, y las emisiones en castellano suelen ser felizmente muchas con todo un espectro de opciones para escoger, así, la afición inicialmente técnica de escuchar señales de onda corta que llegan hasta nuestros receptores según las condiciones de propagación, la potencia de las emisoras, las interferencia que sufran y la hora de la escucha, también permitía otro aspecto importante de conocimientos y experiencias que era conocer e informarse de primera mano con las noticias, la cultura y costumbres del país de origen de la señal, agregando a ello una actividad propiciada por las mismas emisoras cual es el ponerse en contacto con ellos mediante correo (si, correo convencional, recuerden que hablo de mi pubertad y adolescencia, el internet y el e-mail son temas recientes), lo que permitía consultarles aspectos de interés o compartir la experiencia de la sintonía.
Adicionalmente según el caso y la disposición de la emisora recibía información y material impreso de diversos tópicos del respectivo país (temas de turismo, cultura, actualidad, etc.), así como distintivos de cada radio como stickers y banderines o gallardetes. En resumidas cuentas, todo eso eran los trofeos de la escucha, que luego llenarían álbumes y paredes de la casa; y, lo principal, como complemento de la captación de la señal uno debía enviar informes de recepción y obtener como confirmación de la misma una Tarjeta QSL (tarjeta de confirmación de recepción o acuse de recibo), esos informes debían indicar día, hora de inicio y fin de la escucha, frecuencia de sintonía, situación geográfica del radioescucha, equipo receptor y antena empleados y un pequeño resumen de la escucha, junto con ello, una evaluación técnica de las características de la recepción, usando para ello el código SINPO, una escala de 1 al 5 que cubre y evalúa los siguientes aspectos:
Strength - Intensidad de la señal;
Interference - Interferencia de otras emisoras, equipos eléctricos, etc.;
Noise - Ruido, interferencias ambientales de tipo natural;
Propagation - Condiciones de la propagación y estabilidad de la señal (también el desvanecimiento de la señal o fading; y,
Overall - Apreciación en conjunto de la recepción. Con lo cual, un hipotético y casi improbable SINPO 55555 equivaldría a una recepción digamos perfecta.
El DXismo como afición principal de esos tiempos para mi implicaba todo un conjunto de otras actividades paralelas compartidas y competidas -como no- con algunos otros colegas de mi querido Colegio Leoncio Prado, así, cada uno de nosotros contaba con su respectivo Apartado Postal ó P.O. Box, con lo que debo decir que la llegada de correspondencia a mi Apartado Postal N° 270 era toda una materialización de las experiencias escuchadas, y el volumen era impresionante. La salida del colegio siempre incluía la visita obligada a la Oficina Central de Correos para ver que novedad había llegado para cada uno, en muchos casos el entusiasmo nos ganaba y ya no nos conformábamos con QSL’s y a veces recibir los sobres mas grandes eran motivo de mayor orgullo, suscripciones de revistas, etc, otras veces incluso la escucha había permitido participar de concursos que te compensaban con cosas mayores del merchandising de las emisoras, inclusive radios receptores Grunding (un amigo lo ganó dos veces), en mi caso uno de mis tesoros fue un afiche autografiado por los 49ers que me mandó la radio cristiana KGEI - La Voz de la Amistad desde San Francisco, Ca. En suma, la escucha de la onda corta no podía ser mejor estimulada.
Otra ventaja fue la posibilidad de contacto con otros oyentes de la misma radio que fueran de otras latitudes, lo que permitía que a través de la correspondencia uno tomara contacto directo con otra gente de tu misma edad é intereses, demás esta decirlo, hice amigos en lugares lejanos y cercanos, Japón, Francia, España, USA, Chile o Argentina proveyeron los mas recordables, aunque las cartas podían llegar de lugares inimaginables como Angola, Filipinas o Israel, algunos de esos amigos se convirtieron verdaderos familiares si no hermanos a la distancia. Claro, todo este intercambio significaba un reto a su vez, uno se convertía en una especie de representante del propio país, así se daba una saludable retroalimentación, un aprendizaje impresionante, de ahí en mas no hubieron mas fronteras ni barreras, si la cultura general fuera una materia que rendir, esta se aprobaba con notas de excelencia.
En cuanto a la formación de cada uno de nosotros esta actividad supuso una expansión de conocimientos enorme, conocer y entender principios físicos y mucho mas, ciencia multidisciplinaria en suma para lograr captar las señales de radio, para mejorar su recepción y junto a ello la interrelación tanto con las emisoras como con otros DXistas permitió que adquiriéramos ese “mundo” que en otras circunstancias hubiera sido parte de un proceso mas largo o habría tenido que darse en alguna otra coyuntura extraordinaria, nada habitual en gente de nuestra edad, independientemente que se tratara que viviéramos en una ciudad del interior y no en la capital –o quizá precisamente por eso-, lo que nos dio un plus para ver la vida de otra manera integrados desde entonces a esa gran aldea global que somos. Lo que vino años después ya fue el perfeccionamiento de todo lo andado, nosotros ya habíamos recorrido distancias infinitas, las distancias ya habían dejado de ser una incógnita.

YA TE EXTRAÑO

Pareciera que no hay nadie, ni una sola persona en mi entorno que pudiera terminar de entender la dimensión de este particular univ...