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sábado, 21 de febrero de 2009

Viejito Lindo, Luchito, Lucho, Luchín, Viejo Signacho, Papá Lucho, Lú, Tío Lucho, Don Lucho, AbueLucho …


UN HOMBRE MUY SINGULAR
¿Cómo contar la historia de este hombre singular?
Como decirles que con él hemos tenido todo un ejemplo constante de generosidad, cordialidad y respeto a los demás.
¿Como decirles, como encontrar palabras para describir su estampa y porte de caballero gentil?, de su espíritu optimista, capaz de ver siempre el lado positivo de todas las cosas.
Como decirles que junto a él uno podía recorrer el mundo, descubrir y descifrar casi todo lo que uno quisiera.
Como decirles que aunque a veces se le pasara la mano, era capaz de repararlo todo, un tocadiscos, una lámpara, una puerta o a veces tu alma o tu corazón.
Como decirles que con mucho o poco en el bolsillo siempre procuraba lo mejor para nosotros, que si de Mamá aprendimos de coraje y ganas de salir adelante, de él aprendimos de desprendimiento y que una sonrisa y un gesto amable son capaces de abrir casi cualquier puerta.
Como decirles que de él aprendimos a tenerle tanto gusto a la música, a la buena lectura, a la fotografía y al buen cine, como sino decirles que “El puente sobre el Río Kwai” también lo construimos Papá y todos sus hijos y sus nietos con solo silbar como él la melodía de ese soundtrack.
Como decirles que a este hijo de Ignacio y Elvira siempre lo caracterizó la inventiva y la pulcritud, que si sé anudarme esta corbata es por que él me lo enseñó.
Como decirles que su presencia está en cada rincón de nuestras vidas y en cada gesto compartido.
Como decirles que cuando elevo una oración a Dios, imagino que Dios tiene el rostro de este hombre noble que es mi Padre.
Como decirles que ahora pensar en él será pensar en una marcha triunfal de Aída o en un silbido en el aire de esos que delataban alguna travesura suya o la existencia de caramelos o chocolates en sus manos o bolsillos para sorprendernos y compartirlos con nosotros.
Si antes admitía miedo pensando en todo aquello que nos quedó por hacer, hoy me llena de orgullo y felicidad pensar que disfrutamos tanto juntos, que sonreímos por pequeñas y grandes cosas, que nos quisimos y nos querremos siempre, por eso nos queda la convicción que siempre estaremos juntos, que siempre estarás con nosotros Viejito Lindo, Luchito, Lucho, Luchín, Viejo Signacho, Papá Lucho, Lú, Tío Lucho, Don Lucho, AbueLucho …
Créanme… un hombre muy singular.
(Lima, Febrero 18 - 2009)

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"¿Cómo llegar a tus oídos ahora que duermes?

Descansa querido abuelo, manos de sauce…te lloramos.
Reímos con cada recuerdo, con cada bocanada de vida que nos has dado, tronco recto y enérgico, alegre y vivaz, fuerza de la tierra, has sido nuestro, eres de todos.
Aun te veo con tu sombrero de lado y tu voz divertida saludando a la gente a tu paso, no importaba si la conocías o no, llevabas (quien te viese)…caramelos en el bolsillo y se lo ofrecías a quien sea, y soltabas algún invento lingüístico sin tapujos.
Creo que sin la imagen de tus manos no soy capaz de ver un buen café a media tarde…Estoy distante, al otro lado. Sin duda sabías perfectamente que me siento reflejo tuyo. Me duele pensar que no despiertas, me duele saber que mi ilusión al ir a casa y verte sea un sueño no cumplido, aun así y sin estar: estoy contigo, con tus juegos de palabras y tus mundos fantásticos enclavados en lo cotidiano. A tu lado un objeto dejó de ser solo un objeto, la fantasía me ha desbordado creciendo a tu lado.
Ya son muchos los años que estoy lejos, y algo de ti siempre pongo en mi vida. Siempre he hablado de mi abuelo inventor, pues quien inventa encuentra y se puede llegar a definir como “en el viento”: in-ventum. Tal vez sea la palabra que mejor define a mi abuelo, alguien que lo contiene todo y en todos como ese aire, viento que respiramos, existen pocas personas con esas capacidades, mutar, mudar, cambiar a cada paso que daba en la vida, una constante aventura, y es así que invento y aventura (adventum) se unen en un tipo de carácter que es poco común: “Un caleidoscopio cargado de conciencia”. Este fue PapaLucho un capricho de mente que brillaba constantemente.
Disculpen que busque significados tan rebuscados, pero para mí mi abuelo es esta condición, la de una Gran enciclopedia llena de humanidad, curiosa y delirante en algunos casos, esta relación entre aventura e invento me llevaran a pensar que lo encontraré siempre donde haya viendo, donde la voz aguda de un silbido me anuncie su presencia."
(Erick Miraval Gómez - Madrid, Febrero 18 del 2009)

lunes, 22 de diciembre de 2008

RebeQUITA

(Sábado 20/Diciembre/2008)
La última imagen que tengo grabada en mis retinas de la persona hermosa de quien hablo es una que tuvo como marco una tarde soleada de principios de noviembre, fue en los días de convalecencia de papá, y una de esas tardes en que me quedaba conversando de todo con él. La imagen que me ronda tuvo la interacción inocente de personajes situados -en la línea de la vida- en el extremo opuesto de la niñez, una nonagenaria lúcida, sabia y cariñosa acompañada de mis primos-hermanos, mi madre y mi hermana, allá abajo, al inicio del corredor de techo tubular transparente del ex Hospital del Empleado, allí, a lo lejos y tan cerca a la vez, sus figuras diminutas agitando los brazos para que siete pisos arriba el octogenario hacedor de mis días pudiera verlos y agitara el brazo derecho libre de sondas y catéteres como respuesta a su saludo.
Ahora que lo pienso –y aunque en ese instante no reparara detenidamente en el detalle- me pareció verla cansada, satisfecha sí de haber podido ir a ver a su hermano hospitalizado; mientras quienes la acompañaban ya habían ubicado la ventana de la habitación en la que minutos antes estuvieron, ella parecía hacer esfuerzos infructuosos por identificar el objetivo visual de su saludo con manito temblorosa en alto, igual lo hizo, igual sonrió, igual regaló a su hermano ese gesto de mujer hermosa pequeñita de pelito corto cano. Unas horas antes al llegar y darle yo el encuentro en la entrada de cuidados intermedios -donde debíamos alternarnos los horarios de visitas restringidas-, me tocó escucharla decir el sobrenombre que me gané con ella de tanto que no iba a visitarla “tu no eres Tin, tu eres ingraTIN”, pero igual, siempre tenía para mi un gran beso y abrazo tierno de esos que solo pueden darte ella, Luchin, Milka o Genoveva por que te recuerdan o parece que también te abrazara Mamá Vica, algo de eso hay en cada uno de ellos.
Hoy me entero que el corazón de Rebequita, mi querida Tía Quita, me entero que su corazón cansado, ese dínamo feroz que ante las emociones, alegrías o tristezas galopa, se emociona, se descontrola y desboca; me entero que hoy hizo un esfuerzo final hasta detenerse.
Reflexionaba hace poco en estos últimos días sobre lo que son los ciclos que cumplimos en nuestras vidas, sin embargo, cuanto cuesta asimilar una partida, cuanto cuesta decir adiós sin que te tiemblen tanto las piernas. A partir de hoy, quererte será hacerlo en otros planos de nuestra existencia, te veré agitando los brazos y sonriendo para nosotros, aunque también caeré en la cuenta que ese día en esa imagen ya me estabas diciendo adiós.
Que descanses Rebequita, que descanses tía preciosa.

lunes, 4 de agosto de 2008

PAPÁ LUCHO EN ESPAÑOL

Cuando era un niño, y cuando la mayoría de los de mi edad disfrutaban saliendo a jugar a la calle, a perseguir una pelota, o darle una palmazo en la espalda a cualquiera para decirle “la llevas”, mi mente y yo mismo me sumergía en una aventura, cada tarde de fin de semana, -entre semana no tanto por que el horario partido de la primaria no lo permitía-, por que el fin de semana era otra tranquilidad, la gente reposando haciendo siesta después de almorzar, solo el sonido lejano de radios encendidas escuchando el fútbol en la amplitud modulada, o los huaynitos que escuchaban mis vecinos de la sombrerera con cuyo patio colindaba el nuestro.
Yo me iba de viaje, andaba en otros tiempos, en otros lugares tan remotos para mí, o tomaba clases particulares y talleres de cosas que me servirían en la vida, cuando fuese grande, cuando tuviera que hacer las cosas solo, cuando una casa imaginada necesitara un columpio, una baranda, una banca alrededor de un árbol o una ventana en un segundo piso desde donde ver caer la lluvia desde lo alto.
Podía pasar interminables horas así, haciendo mías experiencias lejanas, subido y galopando en un caballo teniendo como fondo las montañas rocosas, pasearme sobre un camello cerca de Luxor, o ver la luna más grande, cercana y palpable por una escotilla del Apollo 11 junto a Neil Armstrong y Edwin Aldrin, enterarme que en Lima los estudiantes de San Marcos abuchearon a Nixon, y que no sé por que razón hice mía también la experiencia de ser un soldado llegando a Saigón y meterme en una guerra incomprensible. Fui testigo, tuve en mis manos también la secuencia gráfica del asesinato de Kennedy, no necesité un satélite, ni el cable, ni el internet, yo estuve ahí, lo vi todo con mis propios ojos haciendo zoom en cada hoja de papel.
Vivir en una casa alquilada hacía que en el fondo de mi mente -aún cuando en ese tiempo no fuera siquiera una preocupación perentoria-, yo soñara con una casa ideal, como en las revistas, no con la fachada dando directamente a la vereda y la calle –pese a que mi casa era hermosa en su tipo-, sino soñara con una casa con jardín adelante, con césped donde jugar con mi perro o tener un árbol donde construirme una casa en lo alto para jugar, para trepar con una soga; los planos, las escalas estaban ahí en esas revistas, solo era cuestión de empezar.
El depósito de mi casa era mas que un depósito, era un trastero, todo aquello que no fuera usado de forma regular iba a parar ahí, -ergo, si alguien se va de viaje algunas de sus cosas ya no se usan y en algún lugar deben estar-, a mi sin embargo me fascinaban todas esas cosas, exploraba un mundo en esos objetos, había martillos para cada necesidad, alicates, llaves de tuercas, llaves de precisión, frascos y frasquitos con todos los objetos posibles, tornillos, clavos, plomos, alambres, todo se usa, todo servirá en alguna urgencia, -Mc Gyver eres una zapatilla comparado con esto!-. Ahí, junto a escaleras esperando una obra o una reparación, junto a trastos y cosas guardadas en entrañables cajas de pino de whisky Black & White con sus dos perritos como guardianes, ahí, junto a todo eso, descubrí una ventana a otros mundos, descubrí que mi mundo, que mi hogar, mi ciudad, mi país, formaban parte de un inmenso planeta y universo, descubrí mas de lo que me contaba una maestra en clases y más de lo que me pudiera decir mi Enciclopedia Bruño, aún cuando me alucinaba con cada ilustración del dibujante que firmaba como Nelson.
LIFE = Vida, para mi “Life en español” era un sinónimo de imágenes, de reportajes, de aventuras, de viajes, solo salía de aquel depósito cuando ya era casi de noche, cuando ya no había luz natural para ver y leer, y no es que no hubiera un foco en el lugar, sino que la aventura era mas aventura y el viaje solo era viaje a la luz del día, no lo sabría explicar, solo me sacaba de esa concentración el llamado de mi madre quizá despertando de su larga siesta invitándose é invitándome también: “Hijitooo, Tincitooo ¿tomamos lonche?”; el viaje, la aventura continuaría el próximo sábado o domingo, tenía para mí una torre enorme de Life’s y de Mecánica Popular para seguir viajando.
Siempre quise saber el por que de esa extraña fascinación por aquellas revistas, se que aquellas me llevaron por lugares lejanos, hasta por mundos inexplorados, me enseñaron a soñar, me enseñaron a componer cosas de mi casa -y de mi vida por que no-. No sé si cuando fueron compradas cada una de esas revistas se pensó en su utilidad práctica ó lo que producirían en terceros, no sé si esa especial dedicación a juntarlas, a coleccionarlas serviría para hacerse rico o daría para comer, solo sé que lo que hayan costado fue poco, de lo que estoy seguro es que el dinero invertido y el tiempo que haya tomado apilarlas fueron una inversión de vida invaluable; ahora que soy grande, ahora que pienso con añoranza en un hijo que ya vendrá, pienso en ese niño disfrutando y aprendiendo de las lecturas y las imágenes de esas revistas y me doy cuenta que aunque físicamente haya estado a muchos kilómetros de distancia, ahí estuvo su Papá Lucho con bigote recortado y un Ducal en la mano mostrándole un mundo inmenso, enseñándole a crecer y a ser el hombre que hoy es.
Gracias por haber estado ahí Luchin, por no haber estado ausente del todo, por haberme dejado la fantástica tarea de leer todas esas “Life en español” y “Mecánica Popular”, me sirvieron, me sirven y me seguirán sirviendo.


YA TE EXTRAÑO

Pareciera que no hay nadie, ni una sola persona en mi entorno que pudiera terminar de entender la dimensión de este particular univ...