Este es un vocablo, un concepto que siempre estará asociado a mi pubertad y a mi adolescencia, junto a un potente radio JVC regalo de mi padre, algo que se convirtió en la extensión más emocionante de mis conocimientos y las relaciones sociales en esa fase de mi vida. Si las revistas de mi infancia sirvieron para asomarme a un mundo infinito y mío, debo admitir que fue el DX-ismo la herramienta que me permitió dar pasos que me hicieron protagonista de muchas cosas inusuales para mi edad pero felizmente habituales entre mi circulo de amigos de entonces.
Una vez aprendido que los medios de comunicaciones son la suma de muchos elementos, que son la expresión de lo que un ser humano comunica a otro apoyado con la ciencia y la tecnología de cada época, que permite que los contenidos y los conocimientos de una determinada región o país puedan ser transmitidos hasta lugares distantes, una vez asimilado eso como algo natural, uno no podía limitarse a ser un mero receptor de esa información y conocimientos, uno debía también ser protagonista, formar parte de aquel sistema de comunicaciones.
En el colegio los amigos compartíamos datos, frecuencias y horarios de radios o programas recién descubiertos y ya en casa cada quien por lo general a partir de las seis de la tarde (23:00 Hora del Meridiano de Greenwich – Hora GMT u Hora UTC - United Time Cordinated) iniciábamos la singular cacería en la banda de onda corta, enterarse de la noticias que no verías ni en la tele ni la radio local, escuchar la música mas reciente y rebuscada y tomar conocimiento de otras realidades en la voz de amigos lejanos, estableciendo el vinculo con solo sintonizar y tener la paciencia de captar la señal adecuada de onda corta, al principio buscando las emisoras mas potentes y populares y después agarrar el gusto y reto de captar las emisiones mas lejanas y exóticas; aún recuerdo la emoción que provocaba escuchar el canto del “irakeere” anunciando el inicio de transmisiones de Radio RSA desde Johannesburgo.
Diexista es una castellanización de la expresión DXer, y el DX-ismo como actividad proviene de las siglas D = distancia y X = incógnita, y como afición podría definirse como la búsqueda de lo desconocido o lo que nos viene de la lejanía. Las personas que se dedican al diexismo son aquellas que con su aparato de radio se dedican a sintonizar, identificar, escuchar y monitorear emisoras de radio, bien sea que se trate de radiodifusoras o bien las señales de radioaficionados o señales utilitarias como las de barcos o aviones (aunque en estos casos actualmente el uso de dichas frecuencias solo se limita a momentos de maniobras o su uso en naves pequeñas tipo bolicheras), en mi caso y el de mis amigos, la carnecita de esta actividad –sobra decirlo- lo constituían las emisiones de radiodifusoras lejanas a nuestro lugar de recepción, desde las mas grandes y emblemáticas tipo Radio Nederland, Radio Deutsche Welle, BBC de Londres, Radio Suecia International, Radio France Internationale, Radio Praga, BRT de Bélgica, RAI de Italia, Radio Exterior de España, Radio Pekín, Radio South África, entre otras, y también aquellas emisoras que aunque no siendo las grandes corporaciones radiales de sus respectivos países en cambio tenían el encanto de su difícil sintonía sea por lejanas o por inusuales.
La mayoría de estas emisoras tienen transmisiones en varias lenguas, y las emisiones en castellano suelen ser felizmente muchas con todo un espectro de opciones para escoger, así, la afición inicialmente técnica de escuchar señales de onda corta que llegan hasta nuestros receptores según las condiciones de propagación, la potencia de las emisoras, las interferencia que sufran y la hora de la escucha, también permitía otro aspecto importante de conocimientos y experiencias que era conocer e informarse de primera mano con las noticias, la cultura y costumbres del país de origen de la señal, agregando a ello una actividad propiciada por las mismas emisoras cual es el ponerse en contacto con ellos mediante correo (si, correo convencional, recuerden que hablo de mi pubertad y adolescencia, el internet y el e-mail son temas recientes), lo que permitía consultarles aspectos de interés o compartir la experiencia de la sintonía.
Adicionalmente según el caso y la disposición de la emisora recibía información y material impreso de diversos tópicos del respectivo país (temas de turismo, cultura, actualidad, etc.), así como distintivos de cada radio como stickers y banderines o gallardetes. En resumidas cuentas, todo eso eran los trofeos de la escucha, que luego llenarían álbumes y paredes de la casa; y, lo principal, como complemento de la captación de la señal uno debía enviar informes de recepción y obtener como confirmación de la misma una Tarjeta QSL (tarjeta de confirmación de recepción o acuse de recibo), esos informes debían indicar día, hora de inicio y fin de la escucha, frecuencia de sintonía, situación geográfica del radioescucha, equipo receptor y antena empleados y un pequeño resumen de la escucha, junto con ello, una evaluación técnica de las características de la recepción, usando para ello el código SINPO, una escala de 1 al 5 que cubre y evalúa los siguientes aspectos:
Strength - Intensidad de la señal;
Interference - Interferencia de otras emisoras, equipos eléctricos, etc.;
Noise - Ruido, interferencias ambientales de tipo natural;
Propagation - Condiciones de la propagación y estabilidad de la señal (también el desvanecimiento de la señal o fading; y,
Overall - Apreciación en conjunto de la recepción. Con lo cual, un hipotético y casi improbable SINPO 55555 equivaldría a una recepción digamos perfecta.
El DXismo como afición principal de esos tiempos para mi implicaba todo un conjunto de otras actividades paralelas compartidas y competidas -como no- con algunos otros colegas de mi querido Colegio Leoncio Prado, así, cada uno de nosotros contaba con su respectivo Apartado Postal ó P.O. Box, con lo que debo decir que la llegada de correspondencia a mi Apartado Postal N° 270 era toda una materialización de las experiencias escuchadas, y el volumen era impresionante. La salida del colegio siempre incluía la visita obligada a la Oficina Central de Correos para ver que novedad había llegado para cada uno, en muchos casos el entusiasmo nos ganaba y ya no nos conformábamos con QSL’s y a veces recibir los sobres mas grandes eran motivo de mayor orgullo, suscripciones de revistas, etc, otras veces incluso la escucha había permitido participar de concursos que te compensaban con cosas mayores del merchandising de las emisoras, inclusive radios receptores Grunding (un amigo lo ganó dos veces), en mi caso uno de mis tesoros fue un afiche autografiado por los 49ers que me mandó la radio cristiana KGEI - La Voz de la Amistad desde San Francisco, Ca. En suma, la escucha de la onda corta no podía ser mejor estimulada.
Otra ventaja fue la posibilidad de contacto con otros oyentes de la misma radio que fueran de otras latitudes, lo que permitía que a través de la correspondencia uno tomara contacto directo con otra gente de tu misma edad é intereses, demás esta decirlo, hice amigos en lugares lejanos y cercanos, Japón, Francia, España, USA, Chile o Argentina proveyeron los mas recordables, aunque las cartas podían llegar de lugares inimaginables como Angola, Filipinas o Israel, algunos de esos amigos se convirtieron verdaderos familiares si no hermanos a la distancia. Claro, todo este intercambio significaba un reto a su vez, uno se convertía en una especie de representante del propio país, así se daba una saludable retroalimentación, un aprendizaje impresionante, de ahí en mas no hubieron mas fronteras ni barreras, si la cultura general fuera una materia que rendir, esta se aprobaba con notas de excelencia.
En cuanto a la formación de cada uno de nosotros esta actividad supuso una expansión de conocimientos enorme, conocer y entender principios físicos y mucho mas, ciencia multidisciplinaria en suma para lograr captar las señales de radio, para mejorar su recepción y junto a ello la interrelación tanto con las emisoras como con otros DXistas permitió que adquiriéramos ese “mundo” que en otras circunstancias hubiera sido parte de un proceso mas largo o habría tenido que darse en alguna otra coyuntura extraordinaria, nada habitual en gente de nuestra edad, independientemente que se tratara que viviéramos en una ciudad del interior y no en la capital –o quizá precisamente por eso-, lo que nos dio un plus para ver la vida de otra manera integrados desde entonces a esa gran aldea global que somos. Lo que vino años después ya fue el perfeccionamiento de todo lo andado, nosotros ya habíamos recorrido distancias infinitas, las distancias ya habían dejado de ser una incógnita.