lunes, 13 de noviembre de 2017

YA TE EXTRAÑO

Pareciera que no hay nadie, ni una sola persona en mi entorno que pudiera terminar de entender la dimensión de este particular universo, la real situación que implica la atención del ser querido. Y es que todo se relativiza, todo se soslaya, piensan que exagero, que solo se quejarme.
Se da por sentado que las necesidades o el cuidado de mamá son temas temporales, de atención esporádica, que aun no requiere constancia, que con una visita fugaz o algún detalle ya está resuelto el asunto de la conciencia. Y yo que pensaba que en estos tiempos de quien se retira a sus cuarteles de invierno, cada uno de los suyos, su prole, estaríamos peleándonos por estar con ella, alternándonos, disputándonos su tiempo, su precioso tiempo, con agenda llena, llevándola de viaje o paseandola por mil lugares, teniéndola en las distintas casas, que tomaríamos como un privilegio el solo hecho de cuidarla. 
Si, ya sé las respuestas “cosas que atender”, “tengo una familia”, “no hay tiempo”, “estoy full”… es que acaso ¿ella dejó de ser nuestra cabeza familiar? ¿dejó de ser quizá una prioridad para nosotros? O tal vez creemos ver en ella alguien que aun es independiente o que está en su plenitud de facultades para quedarse sola o atender por si misma las situaciones más simples de su cotidianidad. Cepillarse los dientes, cambiarse de ropa, alimentarse ahora son rutinas que tienen que ser asistidas si o si, ya no las puede hacer siempre correctamente por su cuenta, se bloquea, se aturde, y el resto del tiempo se encierra en su mundo, divaga y te llama por otro nombre, todo el tiempo te llama por otro nombre. Canta o silba cuando está de buen humor o llora inesperadamente cuando la asalta la melancolía o se aflige confundiendo cualquier comentario como si la hubieran fustigado, se fustra cuando no encuentra las palabras para expresar algo que quiera decirte, intenta ser elocuente pero al no poder hacerlo se disculpa y parece avergonzarse.
Viejita linda, mi hijita, tan presente y tan ausente a la vez. Disfruto verte sonreir o bromear cuando creo que estas de vuelta con tu fuerte carácter y tu severidad, pero es solo un espejismo pues tu fragilidad lo invade todo, siento como si te consumieras y en mi intento por cuidarte o entenderte me consumo contigo.
¿Qué pasará por tu mente cuando te quedas ensimismada mirando a la nada? O ¿cuando engríes hablándole con tanta ternura a aquella muñeca tuya con sombrerito de paja sentada en tu mesita de noche? Vuelves a ser una niña, vuelves a ser dichirichera maestra jardinera, vuelves a ser mamá.
Me enfado con la vida, quiero hacer más, quiero traerte de vuelta y parece que solo puedo ser el brazo que te sostenga. Yo ya te extraño viejita, sé que caminamos hacía lo inexorable y ya te extraño, bajamos un especie de colina y la verdad ya me siento cansado de hacer la lucha, de hacerme al fuerte, y no es que pese, no siento que todo esto me pese; solo creí que el epílogo de una vida como la tuya debía ser una celebración a esa misma vida y sus caminos recorridos, una generosa cosecha de afectos, una comunión, un honrar tus años, tus arrugas y tu memoria viva, lo que representas como tronco principal de tu familia.
Lo dicho, no pesa, solo duele, que es distinto.



domingo, 16 de octubre de 2016

Dame tu mano …

“Hijito, quiero que me tengan mucha paciencia, estoy que me olvido de todas las cosas”
Escuché estas palabras hace unos pocos años y día a día voy comprendiendo su real significado, ya eran un asomo, una advertencia explicita de situaciones y momentos que iríamos a vivir y seguir viviendo junto a ella.
En esta vida damos muchas cosas por sentado, quienes somos, lo que poseemos, o cuanto hayamos aprendido, talentos o destrezas, y también –quien creyera- infinito y constantemente renovado conocimiento. Pero somos frágiles, somos un misterio o una promesa no cumplida de trascendente perpetuidad.
Otrora entusiasta maestra de párvulos que eran su mundo y su motivación, a quienes formaba y estimulaba con canciones y relatos, con dibujos y manualidades que nutrían sus tiernas mentes, para que crecieran derechitos como ella solía decir, para que desarrollaran su motora fina y su lenguaje, tiempos de aprestamiento y desarrollo temprano del individuo, tiempos de educación inicial.
Pero la plenitud de nuestras mentes es tan solo eso, una parte del proceso cognitivo, quizá el pico de ese desarrollo, y como todo ciclo derivará en períodos de declive, en que ya no podremos disfrutar de un tentador pye de limón o maracuyá, o de sus sabrosas humitas o tamales por que simplemente olvidó que ingredientes llevan, que cantidades usar o simplemente no saber que hacer con ellos, períodos de no saber que hacer con un mazo de cartas o casinos, o que hacer frente a unas pupiletras… ahora son tiempos de mirar con aparente atención la pantalla del televisor y que las noticias y la política le sean ajenos.
No hay más ese entusiasmo y vigor suyos al analizar sesudamente un mensaje político o un anuncio, no hay más esa vehemencia suya para ensalzar a quien admire o liquidar mordazmente a quien le resulte nefasto… ahora se le ilumina el rostro diciendo “que lindo ese tono de azul” -o ese rojo intenso-, cuando embelesada ve el pase a comerciales o el fondo de pantalla con el logo de algún canal, y es que encuentra belleza en las cosas más simples e inesperadas, se enternece de todo y se resiente o entristece de lo más mínimo.
Los conocimientos, la lógica, la coherencia han dado paso a comunicaciones más puras, más latentes y orgánicas, es más fácil conectar con ella a través de un abrazo, dándole o pidiéndole un beso. Un jabón como tal ha perdido su razón de ser, se perfeccionó en vano pues su aroma y su empaque bien podrían ser confundidos por ella y ser sinónimo de algún dulce o alguna golosina. El orden y almacenamiento de ropa o distintas cosas se convierten ahora en su máxima, doblar, envolver, enrollar, guardar infinitamente, organizar y ordenarlo todo, incansablemente.
Parece irse, parece perderse en sus recuerdos, sonríe sin más, o me dice que ya no está su mamá ni su abuelita Verónica, que se está quedando sola, y le digo y le repito que no está sola, que estamos sus hijos y sus nietos y bisnietos. Sabes cuantos hijos tienes? Y ella contesta tajantemente: No. Y con el corazón que se nos arruga le repetimos resignados cuantas veces sea necesario nuestros nombres y ella pícaramente siempre replica: “pero claro ¿Cómo crees que no voy a saber?”.
Cuando sientes que se va o se ausenta, cuando la ves con esa mirada fija en el no sé qué, en el no sé dónde, uno parece entender que nuestro ser amado divaga o no razona como quisiéramos, pero luego te das cuenta que la vida entera es un milagro que no tiene explicación, que podríamos pasarnos una eternidad hablando de la corteza cerebral, de las neuronas, de los procesos cognitivos o de los procesos degenerativos, todo eso se va por la borda cuando inesperadamente la escuchas tararear alguna de sus canciones favoritas, o silbar melodías irreconocibles, cuando te cuenta historias recuperadas de algún recóndito lugar de su memoria, cuando con suma elegancia cruza una pierna sobre la otra y sonríe lúcida y encantadora para una foto que le pidas, o la ves más viva, entera y coherente que nunca, si recostándote a su lado te dice: “Dame tu mano” y te acaricia y te toma ambas manos como para hacer una ronda y tararea una melodía que te sabe a cielo, a divino cielo, y así… cada día, cada bendito día, queriendo que hayan muchos días como ese y te siga diciendo: “Dame tu mano ...”   

miércoles, 4 de mayo de 2016

Tiempos de radio (Studio 5 una y otra vez…)


Un momento emocionante, memorable, ya era de noche en ese martes 3 de Mayo de 1988, los megahertz de nuestro potente transmisor empezaban a copar nuestra antena y ésta comenzaba a propalar su señal a todo el valle del Huallaga.
En la cabina principal todo era expectativa, encendida la consola y sus mil perillas y botones, uno de los tornamesas girando, el play de honor vendría de los surcos de un long play que presto trajo Lino Campos, a la sazón, Director de la Radio y quien se encargaría del bloque latino caribeño de la programación (léase: salsa, merengue etc y todas sus variables), la funda de aquel disco llevaba una ilustración en fondo gris acero… con una guerrero blandiendo sus espada y un colosal dragón tras suyo, era el álbum Back to Work de la Sonora Ponceña, los primeros acordes empezaron a sonar, era “Canción”, la versión salsa del gran tema de Pablo Milanés.
De que callada manera, se me adentra usted sonriendo, como si fuera la primavera y yo sonriendo… La emoción fue generalizada, abrazos, un “lo hicimos” colectivo, era un hito, un antes y un después, luego de todo un tiempo de preparación tanto en la infraestructura en una construcción de tres pisos, con área de producción, cabinas de transmisión, de administración, archivo, etc, casi todo autogestionado y autoconstruido con excepcional eficiencia y funcionalidad, en todo un profesional trabajo previo de lo que sería la programación y el staff de locutores, productores, periodistas y técnicos. Y estábamos todos ahí, celebrando ese momento histórico para nosotros.
Los siguientes día fueron de ajustes y de poner todas las cosas a punto, para oficialmente lanzar la programación el siguiente lunes, en mi caso me incorporé a la radio apenas un mes previo donde bajo la batuta de Grover Bravo practicamos y pusimos a punto lo que sería el bloque juvenil de rock y pop de la tarde, con lo cual se cerraba todos los espacios. La aventura radial había comenzado. Como empresa, el emprendimiento correspondía a un hoy ausente Juan Siu Chiu y Alex Joy, quienes habían experimentado antes con una agencia publicitaria bajo el mismo nombre que llevaría la radio; la programación inicial abarcaba todo los campos y satisfacía todos los gustos, desde las 6:00 am, la voz de Rolando Holzmann Nano identificaba la presentación de la programación (así como el cierre y la voz en off de las cuñas principales), se daba paso a un espacio de música latinoamericana; a las 7:00 Estudio 5 Al Día, el espacio periodístico a cargo de Rubén Valdez quien años más tarde tomaría la posta en la dirección de la radio y haciendo su propia historia en adelante, al inicio compartimos el papel de relatores José Martín Gómez y por un corto tiempo María Elena Horna; tiempo mas tarde se nos uniría una grande de la comunicación y de la difusión de la cultura Pilar Trujillo Martell; el noticiero también fue el espacio natural para Pedro Gonzáles Saldaña entre otros; culminadas la noticias alrededor de las 9:00 era el turno de Grover, con su espacio que iba hasta las 12 m con música variada y concursos orientado a todo público; Grover Bravo estaba a cargo también del espacio de música romántica “Rompiendo Corazones” que iba desde las 9 pm; a las 12 del mediodía llegaba Moisés Gómez Isla con su “Mediodia Criollo”; a la 1:00 pm se hacía un break con música instrumental “Melodías” con música programada por el propio Juan Siu; a las 2:00 pm era mi turno, en el espacio que había sido concebido por Grover, eran tres horas de rock y pop y concursos orientado al público juvenil “Burbujas” el programa con música efervecente como rezaba el slogan, y dentro de él, microprogramas como Nexo Rock Perú para difundir las propuestas de rock nacionales y locales; a las 5 pm, llegaba Lino Campos García con su “Studio Latino”.
Los fines de semana, se hacían programas en dupla, como el que hacíamos con Grover y nos encargábamos de concursos y llevar adelante el ranking semanal, la elección de la Top 5 de la semana.
El equipo de la radio lo completaban en esos comienzos nuestra amable atenta y solícita secretaria Mercedes Ascaño que se convertiría en engreída de los escolares y universitarios; en la parte técnica llegó Charly, y después se nos unió Willmerth Canteño quien le seguía los pasos a Rolando quien era todo un capo en la edición; recuerden que eran tiempos de tecnología análoga, así que esa labor era todo un arte realmente; también se nos unió a la radio en la conducción Neto Villayzán, entre otros destacados elementos que aportaron su talento y conocimientos.
Días de radio, tiempos geniales, creando programas, haciéndolos realidad, produciendo nuestro propio material publicitario, creando gingles y campañas, sobre todo con Grover y Rolando, compartiendo con nuestros oyentes / amigos cada momento especial, recibiendo sus cartas  con sus pedidos, y al cumplir nuestros aniversarios, compartir con ellos con nuestras Bicicleteadas de la Amistad, o La Noche de la Radio, eligiendo a la Chica de la Radio, y disfrutando de la música que solo se escuchaba en nuestra señal gracias a toda una cadena de corresponsales amigos en muchas partes del mundo (Victoria Ramírez en Santiago de Chile, Oscar Scirocco y Marcia Rago en Buenos Aires, solo por citar unos ejemplos), que nos proveían de los éxitos de sus respectivos países, material de primera mano que muchas veces tardaba mucho tempo en ser escuchada en Lima o simplemente no llegaba al Perú, eran algunas de las cosas que caracterizaban a Studio 5.
Así nació la radio, ese fue el punto de partida, así empezó aquella aventura de las comunicaciones, desde la cual han transcurrido 28 años, y aunque lo mío siga siendo el rock y todas sus símiles, siempre resonará en mi memoria aquella melodía en clave de salsa que marcó el chispazo inicial de la señal de los 97.7 mhz, esa poderosa “canción” que simboliza todo lo hecho y quienes fueron sus protagonistas.


miércoles, 26 de febrero de 2014

Hubo una vez un crío...

Hubo una vez un crío que vio la luz en Huánuco un vigésimo sexto día de febrero, robusto y rosado, silente y dócil en contraste con su hermana predecesora un torbellino de energía dos años mayor.
Hubo una vez un bebe, que con mirada entrefija balanceaba su cuerpo tántricamente sentado en su cama - cuna mientras armaba y edificaba dios sabe que cosas con unos cubos de madera que le había pintado su padre. El mismo bebe que en esa misma cama – cuna ensayaría sus primeras desconcertantes performances en marrón o beige.
Hubo una vez un párvulo que ponía de vuelta y media a su madre al treparse a los aviones con sus frascos de mantis religiosas o papazos esos negrísimos escarabajos con cuernos que orondo los lucía bien prendidos también de su propia ropa, explicándonos a sus espantados mayores con científica pasión la naturaleza y gracia de tales bichos.
Hubo una vez un niño de andar pausado y permanente sonrisa que aparecía en mi cuarto a medianoche mientras escribía solo para decir con el más marcado y cantado de los acentos pucallpinos “Tío, yo te quiero mucho…“ y en esas noches de verano se quedaba sentado a mi lado acompañando mi insomne escribir.
Hubo una vez un adolescente compinche con quien devorábamos pizzas enteras en pocos segundos y coronaba cada de esas jornadas diciendo “nunca subestimes el apetito de un adolescente”
Hubo una vez un joven escolar que lo dibujaba todo, que lo pintaba todo, que lo retrataba todo, y atrapada imágenes e instantes de la vida de la gente en trazos de carboncillo, lapicero o cualquier elemento que proporcionara color, sobre un papel o un lienzo.
Hubo una vez un joven que empezó a crecer en estatura tan alto como sus propios sueños, que creyó en aquellos sueños y pintó y pintó lo indecible para ganarse los boletos a sus destinos de enseñanza y crecimiento.
Hubo una vez ese joven que se afincó en la tierra de Sorolla, de Velásquez, de Goya, la tierra de pintores, donde sudor y talento le hacen un espacio en su ahora tierra de pintores.
Hoy, hay un hombre que pinta y piensa, que piensa y pinta y hace pensar desde su barrio allá en el mismo del de Francisco de Goya, en aquella Quinta del sordo, que ahora también es del Erick.

Felices 32 mi sobrinazo artista y mejor persona, lejos, más allá, a la distancia de un continente y océano enteros de por medio, pero presente siempre en casa.

martes, 18 de febrero de 2014

Luchin


Desde la tranquilidad de su parque en Huachipa donde honramos su memoria
4:00 pm de un 18 de febrero ...
Hace ya cinco años, ó sesenta meses, ó 1,800 días ó 43,200 horas, en que la energía de nuestro viejo cambió de dimensión, otros planos de la existencia son los suyos.
La memoria, el alma, el corazón son su cobijo y nuestro nexo.

martes, 4 de febrero de 2014

Cuestión de tiempo (…dice el tiempo)

La vida es a veces bastante extraña en la forma como te muestra caminos, o te da señales, o te abre puertas o ventanas en que descubres que tu horizonte es mucho más que una suma de obstáculos o de cielos grises.
También puede ser sarcástica con esos guiños que te hacen pensar en replantear tus pequeños o grandes dramas. Otras, son señales optimistas donde misma estampita bíblica el cielo pareciera abrirse para dejar pasar intensos rayos de luz luego de una tormenta feroz, eso pareciera.
Desde fines de noviembre y principios de diciembre pasados hasta muy entrado enero de este 2,014 he sido más perceptivo con estas -llamémosle- señales, que han ido entretejiéndose además, eventos que quizá sean imperceptibles y hasta intrascendentes, pero que concadenados para mí han significado mensajes de aliento, esperanzadoras formas de entender que las cosas van a estar mejor, y muchos de estos mensajes han llegado con música de fondo, cual inesperados flashmobs para traerme instantes de felicidad y renovada confianza y fe en la vida, el mundo y los seres que me rodean.
Un lunes por la tarde, saturado de una muy demandante jornada de trabajo, con el stress en sus niveles más altos, solo quería que fuera hora de salida, que sonara la campana cual colegio, y dejar todos mis expedientes y sus confrontaciones. En los días previos había leído en el periódico una reseña a una nueva película del realizador Richard Curtis, un neozelandés que vive en Londres hace más de 35 años, el mismo de títulos como “Cuatro Bodas y un funeral”, “Un lugar llamado Nothing Hill”, “Love actually” o “El diario de Bridget Jones”, la cinta prometía y yo esperaba encontrarla en cartelera, con la suerte de mi lado así fue, saqué mi entrada y así fui por mi película aquel día.
Lo que no esperaba era encontrar en aquella cinta tantos motivos para sonreir, tantos motivos para mirarme yo mismo en esa sucesión de imágenes y sonidos, en esa especie de espejo con forma de ecran, con tantas referencias, tanta identificación, tantos “¡¡dale Tin !!” o imperativos “¡disfruta tu existencia!” o “¡vuelve a sonreir!” … cuestión de tiempo, me dije, cuestión de tiempo brothersito.
“About time” (“Cuestión de tiempo”) narra la historia de Tim (Tim, Tin, mmm… ok, sigamos), al cumplir los 21 años, luego de una fiesta de año nuevo, su padre le revela un secreto, todos los varones de su familia poseen un don, pueden viajar en el tiempo, en sus propias vidas y solo al pasado, pero viajar en el tiempo al fin y al cabo, sin la parafernalia o la ciencia ficción de máquinas o artefactos alucinantes, con solo encerrarse en un lugar discreto, apretar los puños, cerrar los ojos y pensar en el momento exacto a donde uno quiera volver, si se quiere, cambiar algún evento, hacer las cosas “correctas” y cambiar con ello su propia historia.
Ya hasta ahí el planteamiento de la película te atrapaba, vaya, quien no quisiera –lo diré yo- volver en el tiempo, rehacer algunos pasos, hacer determinadas cosas, no equivocar otras, dar giros de timón a tiempo, otra historia sería.
Tim viaja a su pasado una y otra vez, no puede cambiar todas las cosas que quisiera, o en todo caso se da cuenta que alterar eventos del pasado tiene consecuencia en el presente, cambia algunas cosas que le suceden o sucedieron en su propia existencia, procurándose una vida mejor y conocer el amor de su vida, la hermosa Mary.
Tim es abogado (si, Tin también es abogado), caramba, la película ya parecía una tomadura de pelo, pero una tomadura de pelo que resultaba una fiesta a mi memoria, a  la evocación familiar, al disfrute visual y auditivo, toda una exquisitez en sus detalles de realización, además de ser un interesante vistazo a la vida urbana londinense, que incluye una suerte de homenaje a nuestro compatriota el gran fotógrafo Mario Testino y a la super top model Kate Moss, una de sus musas, y es que Tim en uno de sus viajes al pasado trata de corregir un giro que provocó y no permitió que conociera a Mary en una cita a ciegas, pero recordaba la gran admiración que ella tenía por la modelo y sabiendo que había una exposición fotográfica de Testino, fue a buscarla ahí cada día hasta encontrarla y abordarla sorprendiéndola con esas “cosas en común” que era su ventaja de tanto buscarla.
La película incluye en su sountrack varias canciones que ya eran mías de tanto haberlas disfrutado desde mucho antes como el “Friday i’m in love” de The Cure, “Mr. Brightside” de The Killers o “Back to black” de Amy Winehouse, y temas e intérpretes que no conocía como “How long will i love you” interpretado por Jon Boden y que se ha convertido en un himno particular a mi optimismo reciente, esta canción marca uno de los mejores pasajes de la cinta, en la que el propio Boden hace de músico callejero en un pasillo del subterráneo de Londres donde cada día Tim y Mary se separan para dirigirse a andenes distintos a tomar sus respectivos trenes o donde se vuelven a encontrar al volver de sus trabajos, y en cada vez, tocando aquella misma canción con guitarras, violín y mandolina, y en que la escena se repite, y se repite, y se repite… “¿Cuánto tiempo te amaré?, todo el tiempo que las estrellas estén sobre ti, y más tiempo si se pudiera…”
Así transcurre la vida de Tim entre Londres y volviendo a la casa familiar a 335 km. al borde del mar en Cornwall, la misma casa donde Tim y Mary se casan en una día de lluvia tempestuosa y mil inconvenientes, la misma casa donde en una de las escenas finales ante la inminente enfermedad que llevaría a la muerte a su padre, junto con él viajan al pasado por última vez al tiempo en que siendo niño bajaban juntos a la orilla para arrojar piedritas redondas y hacerlas saltar como rebotando en la superficie del mar.
Lagrimón seguro, también yo hubiera hecho uno de esos saltos en el tiempo con mi viejo, seguramente hubiéramos vuelto a Cutervo para recorrerla nuevamente mientras me enseñaba a montar a caballo o hubiésemos tenido una de nuestras larguísimas y enriquecedoras charlas.
Al terminar de ver la película se habían desencadenado en mí sensaciones que me proporcionarían mucha energía, mucho combustible afectivo, añoré a mis padres, añoré Huánuco y añoré Lima, el presente de mamá como cabeza de nuestra familia grande, cumpliendo años el mismo día de navidad. Pensé más en lo que tengo, pensé menos en lo que no tengo, me dije a mi mismo que mis problemas son remontables, que no me derrumbaré, que mientras sea capaz de reconocerme en mis raíces, de ver con optimismo mi propio horizonte nada podrá hacerme sentir menos ni triste.
Insuflado de todo aquello, ya en la calle, hice una llamada y recomendé la película, luego me puse en las orejas los auriculares del celular y puse play a una de mis canciones favoritas de Morrisey “You have never been in love until / you've seen the stars reflect in the reservoirs /  (...) We are the pretty, petty thieves / And you're standing on our streets /Where Hector was the first of the gang with a gun in his hand…”, por muy deprimentes que sean las letras de Morrisey, siempre dan para la reflexión y los paralelismos (“… somos los bonitos, bonitos ladrones. Y tú estás parado en nuestras calles donde Héctor fue el primero de la pandilla en tener un arma en sus manos. Y el primero de la pandilla en morir… ”)
Me propuse caminar un poco antes de ir a cenar y descansar; el efecto “About time”-movie y las canciones del ex Smiths hicieron lo suyo, mezcla de adictiva melancolía y extraña felicidad. Así anduve por varias cuadras de los jirones Raymondi y Tarapacá pensando en ir a por mi cena, y debo haber estado con una cara y sonrisa muy singular y concentrado con la música, tanto que apenas me di cuenta, cuando algunos amigos secuencialmente conforme avanzaba me iban saludando con algo de expectación al cruzarse conmigo o darme encuentro, en verdad, con que extraña felicidad andaría…
Así transcurrió diciembre y dejando mi autoexilio laboral ucayalino remonté más de 800 km en un vuelo de 55 minutos en busca de la casa familiar en Lima, a poner mi cuota de entusiasmo y de navidad en ese predio que me niego a que caiga en la tristeza perenne y con la esperanza –a veces utópica- que siga siendo el centro de nuestros afectos filiales mientras nuestra matriarca siga en pié, aun cuando soy consciente que cada rama de este árbol quiere ser tronco, aun así quise que nuestro frágil hogar siga siendo nuestro hogar, el de la madre, el de la abuela presente, nuestra y amada, pese a cualquier circunstancia y frase que diga, y que todo lo lindo que queramos compartir con ella debemos hacerlo en vida, que mañana más tarde ya no tendrá sentido decir lo importante que era, que es el ahora con ella y por ella que los gestos valdrán la pena. Así, la casa se llenó de luces, de festivos peluches y toda suerte de adornos que nos hicieran sentir niños nuevamente, nos engreímos con las comidas que nos gustan, quisimos que ese espíritu nos envolviera y también trasladamos el hogar a la casa de mi sobrina Any donde tuvimos una muy especial noche buena compartida en que comimos y reímos y celebramos los 83 diciembres de mamá y continuamos la celebración el 25 en Los Tulipanes con sus nietos y bisnietos.
Esos días de navidad y año nuevo me regalaron el reencuentro con amigos y familia querida que me dieron su afecto algunos aun sin estar presentes. Mis sobrinos crecen, mis hermanos, mis primos y primas, mis amigos y amigas aun me tienen aun en sus corazones y lo confirmé con sus abrazos, con sus palabras y sus gestos, con las comidas compartidas, con los enrrollados, con los ceviches, con el dulce de leche, con Knoppers, con Mantecol, con jamón ibérico, café y demás.
Aunque no todo fue alegría esos días, la misma mañana de navidad en casa de los Bojorquez, Maorí, uno de los primeros cachorros de la línea de nuestros shih tzús, partía hacia un cielo perruno luego de renegar y alegrar la casa de mis queridos amigos por más de diez años.
Si dije que a veces uno experimenta situaciones cual si tuvieran relación unas con otras, debo decir que la siguiente fue una de ellas, esos días me di como regalo el gusto de visitar “Somos libres”, la singular muestra de arte en la Asociación MATE en Barranco, en una casona republicana magníficamente acondicionada y puesta en valor, es el lugar que alberga la obra de Mario Testino, el fotógrafo de moda y celebridades quizá más renombrado del planeta. El día que fui con Mario resultó ser el día y la hora indicadas para hacerlo, cuando al final del recorrido y con las facilidades del propio staff hubo la oportunidad de conocer y departir un momento con el consagrado artista visual quien solo está en el Perú en contadas ocasiones y con la agenda cubierta, sin embargo esa tarde fue la oportunidad de conocer a un tipo cordial que solícito accedió a las fotos y a la conversación que se dió aceptando con la mayor sencillez las felicitaciones de rigor. Ok, probablemente esto tenga algo que ver con “About time” me dije, aunque no necesariamente, pero igual Madonna, Robin Williams, Kate Moss y demás me mostraron el pulgar en alto desde sus geniales y luminosas fotografías en tamaño pared a pared aprobando lo acontecido, y que bacán y que tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz… y etc y etc…
Con esto concluyo que he vuelto a involucrarme en las cosas que siempre han sido parte de mí, estoy nuevamente en circulación, estudiando más, leyendo más, he vuelto a cantar con la complicidad del team k´rdenas, haciendo nuestras las canciones de los uruguayos Notevagustar, y lo mejor de todo, estoy volviendo a escribir; con eso aseguro que la música siga sonando, como seguirá sonando acompañando -espero- mejores días, que para eso estoy trabajando tanto y reivindicándome tanto, y, como dice Boden en su canción afirmando la perpetuidad de los afectos “¿Cuánto tiempo estaré contigo?. Mientras el mar esté obligado a bañar la arena”, así, soy consciente que aunque no puedo viajar en el tiempo como Tim, se que siempre podré volver a mis raíces, a la incondicional familia y a los verdaderos amigos, a alimentarme de toda esa energía de los afectos para un mejor presente y lo que venga, que si ¿las plenitudes serán más abundantes y generosas conmigo?, eso en verdad es solo cuestión de tiempo -dice el tiempo-.



YA TE EXTRAÑO

Pareciera que no hay nadie, ni una sola persona en mi entorno que pudiera terminar de entender la dimensión de este particular univ...