
Debe de significar algo con toda seguridad, reflexiono y extiendo las manos juntas, como quien ensaya recibir en las manos un fuego sagrado, una llama que quieres que nunca se apague, o aquel fuego que se transmite de antorcha en antorcha. Una sola de aquellas es apenas una pequeña luz vista a la distancia, en cambio muchas luces juntas son más que un poderoso faro, son casi un radiante y orgulloso sol.
Por algún motivo un señor muy singular hizo suya la costumbre de preocuparse por los demás compartiendo su manera particular de aliviarles la vida, como si fuera toda una filosofía creo que estaba dispuesto a iluminarnos un poco con lo suyo, de forma tangible, pero también intuyo que era todo un mensaje subliminal.
Alguien compró un carro y ya estaba recibiendo una linterna para llevarla en la guantera; el otro que trabaja en el interior y vive en medio de un gran terreno casi baldío también requerirá una linterna para esos trayectos hacia o desde la entrada o una bombilla a pilas para la mesita de noche; o acaso también otro de los suyos necesitará otra linterna para sus caminatas nocturnas en el norte en una ciudad al lado de una playa.
Gran coincidencia, casi todos recibieron algún artilugio capaz de producir luz, mecanismos elementales de energía portátil hechos luz, para iluminar, para saber por donde vas, por donde caminas, arreglar algún imprevisto en medio de la nada, para encontrar las sandalias al pie de la cama, el camino al baño o la cocina o ir por un vaso de agua en plena penumbra.
Lo suyo también fue dejar siempre encendida la luz exterior de la casa hasta que llegara el último rezagado; ver esa luz encendida al llegar a casa una noche o una madrugada cualquiera es saber que alguien que nos quiere tanto espera por nosotros permanentemente, como si hubieran dejado para nosotros un faro para mostrarnos el camino seguro a casa, para no perderse nunca.
Por algún motivo un señor muy singular hizo suya la costumbre de preocuparse por los demás compartiendo su manera particular de aliviarles la vida, como si fuera toda una filosofía creo que estaba dispuesto a iluminarnos un poco con lo suyo, de forma tangible, pero también intuyo que era todo un mensaje subliminal.
Alguien compró un carro y ya estaba recibiendo una linterna para llevarla en la guantera; el otro que trabaja en el interior y vive en medio de un gran terreno casi baldío también requerirá una linterna para esos trayectos hacia o desde la entrada o una bombilla a pilas para la mesita de noche; o acaso también otro de los suyos necesitará otra linterna para sus caminatas nocturnas en el norte en una ciudad al lado de una playa.
Gran coincidencia, casi todos recibieron algún artilugio capaz de producir luz, mecanismos elementales de energía portátil hechos luz, para iluminar, para saber por donde vas, por donde caminas, arreglar algún imprevisto en medio de la nada, para encontrar las sandalias al pie de la cama, el camino al baño o la cocina o ir por un vaso de agua en plena penumbra.
Lo suyo también fue dejar siempre encendida la luz exterior de la casa hasta que llegara el último rezagado; ver esa luz encendida al llegar a casa una noche o una madrugada cualquiera es saber que alguien que nos quiere tanto espera por nosotros permanentemente, como si hubieran dejado para nosotros un faro para mostrarnos el camino seguro a casa, para no perderse nunca.
Energía eléctrica, incandescencia, luminosidad, luz; la luz siempre estará asociada al fuego, el fuego al calor, y ese particular calor a la tibieza del hogar; solo así puedo entender esa singular forma de dar afecto, de ir repartiendo el corazón a cada quien, de ir repartiendo luz, su luz.