jueves, 22 de enero de 2009

ME IMPORTA UN BLEDO ... !!

Hay veces en que hay que ser un poco caradura o quizá simplemente ser un tipo consecuente con lo que uno piensa, consigo mismo o con nuestros principios. El crecimiento de una persona implica un aprendizaje constante, escuchar consejos, practicar lo aprendido y sobre todo sacar lecciones de todas las experiencias, las propias, sobre todo las propias y hasta de las ajenas, por que hay que ser muy bobo para tropezar con un mismo obstáculo conociéndolo de antemano.
Parte de ese crecimiento también consiste en dominar la forma de interactuar con tu entorno; por ejemplo, en mi experiencia, siempre me ha costado decir no, terminar siendo condescendiente muchas veces aun a costa de pequeños o grandes sacrificios, ceder un poco o mucho en algunos casos en pro del bien común o algunas veces como parte de un inevitable proceso de ser aceptado como parte de algo, de un grupo, de un clan; algo aparentemente tan simple, esto quiero, esto no quiero, punto!, fácil es decirlo, a algunos nos ha costado adoptar el careto, la actitud de caradura en el buen sentido, del “me llega altamente”, si, con esa actitud en la que si con nuestra respuesta alguien se siente mal, piña pues!!, pero lo habitual era hacer lo políticamente correcto, conciliar antes que pelear, en fin, no sentirse mal luego de dar una negativa, insisto, me ha costado mucho ponerme esa otra piel.
Hace algunos varios muchos años –¿hace falta decir cuantos?-, en los incipientes comienzos de mi primer grupo o banda de rock al que me uní casi sin proponérmelo, me tocó intentar eso de ser un poco conchudo y decir un no aunque fuera en el último segundo. Club Mayor era el nombre que le pusimos a nuestro proyecto, si dije que esos inicios fueron incipientes, debo agregar que fue mas que eso, de hacer gorgoritos en cada cumpleaños, serenata o peña familiar o entre amigos y convencernos que había algo de talento entre la mancha, empezamos a ensayar, primero en las casas de los Díaz o de los Morales, pero, empeñoso como el mas, Lucho, nuestro lead guitar, encontró algo muy conveniente para nosotros, una sala de ensayos equipada con todos los instrumentos y hasta tecladista incluido, todo gratis, mmm… ¿todo gratis?, ¿seguro?, ¿que como se traduce eso?, pues bien, a la letra, en el grupo lo que sobraban eran guitarras y guitarristas, casi todos excepto yo que de dos o tres acordes aprendidos no he pasado, a la hora de asignar los puestos el asunto vino casi natural de acuerdo al virtuosismo de cada quien, Lucho en la primera, Enzo en la segunda guitarra y segunda voz, Marco al bajo, y sorprendiéndome a mi mismo casi a empujones asumí el papel de front man del grupo, el vocalista, el gritante de la banda, la batería aún inexistente fue asumida sucesivamente por varios prospectos hasta que nuevamente Lucho reclutó a un miembro singular, Percy “Pitufo” al que captó en un festival en el que empezamos a tocar semanalmente.
Volviendo al tema, habíamos conseguido lo soñado entonces, un lugar idóneo para ensayar, fue nuestro primer contacto con los amplificadores y con guitarras que no fueran acústicas y el poder escuchar nuestra voces amplificadas; nuestra privilegiada situación tenía características especiales, muy especiales diría yo, Lucho dió con un compañero suyo de promoción de colegio cuya familia es dueña de un ahora legendario grupo cumbiambero surgido en los setentas, es decir, cumbia chichera con look Woodstock y punteos elementales con efectos waa waa y teclados con reminiscencias espaciales tipo pimball, ¿bacan no “Choches”? macanudo, nuestro primer tecladista al que apodamos “Choches” por la muletilla con que se refería a cada uno de nosotros era el mismo tecladista de “Los Totems”, mama mía!, a cruzar los dedos, empeño le sobraba felizmente; empezamos y le dimos para adelante, así tuvimos ensayos con la regularidad que nuestros estudios permitían y con la ventaja que nuestro tecladista era hermano del dueño y señor de todas esas ventajas para nosotros. Ensayos van, ensayos vienen, no tuvimos otro camino que ir perfeccionando sostenidamente nuestras performances, de la desordenada bulla aparente de los primeros días empezamos a aproximarnos a medianamente decentes versiones o covers de lo que se escuchaba esos años, Enanitos Verdes, Hombres G, Miguel Mateos, Soda, y a esgrimir también nuestras primeras composiciones, de cuando en cuando por ahí aparecía el gran Elmer, el tótem mayor, serio, circunspecto, con cara de nada, hasta que un día habló y sugirió algo a lo que ni por asomo podíamos haber dicho que no.
Por esos días en el cine nos partíamos de la risa con las situaciones extremas de un grupo de cadetes en “Locademia de Policía”, entre los personajes uno en particular, un rockero anónimo loco de atar, con voz de gallo Claudio, adicto en abstinencia y recuperación, que llegaba al nirvana hasta con los gases pimienta o lagrimógenos de los entrenamientos, tenía al borde del colapso a su pobre compañero de cuarto y recitaba siempre que podía los poemas absurdos de un tal “Manfredo”.
El gran Elmer nos felicitó por los progresos, con las palabras justas nos dijo algo que sonó a “pasen por caja”, - Nosotros (Los Totem’s) a veces amenizamos matrimonios o quinceañeros, creo que “podríamos alternar” algunas canciones “modernas” con ustedes… léase, canciones que suenan en las radios y que a nosotros nos empezaban a salir bien, y el “podríamos alternar” no significaba otra cosa que quiero que canten con nosotros.
Ejem, ejem, pasar saliva y escuchar al unísono a mi gente un “por supuesto, claro que si”, la oportunidad de retribuir los favores, de ser agradecidos, etc, etc, yo volvía a tragar saliva, claro, claro que si.
Y llegó el momento de ser agradecidos, sin embargo el dichoso sábado siguiente de pagar nuestra deuda no fue como me lo hubiera imaginado, no iba a tocar o cantar con mi gente, no, la propuesta era tocar “alternar” con el sonido de Los Totem’s, efectos waa waa y muchos pero muchos efectos siderales tipo pimball seguramente, y digo seguramente por que no hubo siquiera un ensayo previo con ellos, era un a lo que salga, ¿cuadrar las canciones? Menos!, ¿para que? Gulp, a pasar mas saliva; por si fuera poco, mis “solidarios” amigos que tenían una fiesta ese preciso día prefirieron eso a ir a cumplir con lo pactado, no estaban ni siquiera para dar aliento o convencerme que cantara nomás, así igualito a como habíamos ensayado pero con otro marco y otros ejecutantes. Mmm, ¿me lo puedo pensar un poco?.
Resignado a mi suerte y pensando en el bien del grupo fui al lugar de la presentación, el restaurante y salón de agasajos mas ficho, pijo, fresa, cheto de la ciudad, en pleno malecón, nada mas entrar, reconocer muchas caras conocidas, amigas de mi mamá y convencerme que no llegaba en plan de invitado, sino con cara de mártir a punto de ser inmolado por la causa de la sala de ensayo all free. Mmmm, esta vez ya no tragué saliva, hice un análisis somero de la situación, hasta que todo me llegó literalmente al pincho.
Providencialmente mi puntualidad no coincidió con el inicio real de la fiesta, veamos: no hemos ensayado ni cuadrado las canciones y se pretende que yo cante como sea, como alguien que camina a ciegas sobre una cuerda, ¿solo yo debo ser agradecido?, ¡NICA!, el lugar y la gente conocida anticipaban para mi un soberbio roche un papelón anticipado. Saben que?, no me importó nada, planté todo, sin despedirme de nadie retomé mis pasos hacia la entrada del local y tomé el primer taxi que pasó y me fui a casa. Me sentí aliviado de zafar del compromiso pero también me invadió la culpa, si, y llegue a pensar que de ahí en mas ya no tendríamos sala de ensayo.
Al día siguiente para mi sorpresa me citaron para un nuevo ensayo, avergonzado acudí y ese día casi no ensayamos, mis compañeros y los dueños de los equipos y su grupo prácticamente tirados al piso y agarrándose la panza no paraban de reir y repetir uno de los absurdos de la película “Conocen a Manfredo, el que se tira un pedo y le importa un bledo?”. Los había dejado plantados y no hacían mas que celebrar mi reacción. Demás esta decir que cargué con el sobrenombre el resto de la existencia del grupo y el siguiente, pero supieron para siempre que cuando no me gusta algo mandaré todo por la borda y me importará realmente un bledo, ¿vieron que no siempre es difícil decir que no?.

Esa es la historia del seudónimo, y siendo entrañable como fue me ha servido para identificar los relatos y reflexiones de este blog.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

buena "MANFREDO" hiciste lo correcto ..era lo justo

hARTaMENTE dijo...

Jajaja, manfredo estupendo, es lo que hace un verdadero agradecido, saber devolver los favores buenos con buenas actuaciones y no con buenos papelones ;). Toda moneda con su mismo valor!. Un abrazo enorme!

Anónimo dijo...

CIERTAMENTE HOY ESTOY EN UNO DE ESOS DIAS EN QUE DIGO QUE NOOOOOOOOOOOO, AUNQUE DICIENDO QUE SI RECOGERIA MAS BENEFICIOS, PERO DIRE QUE NOOOOOOOOOOOOO, ESPERO CONTARTE QUE RESULTA DE ESTE NO.
UN ABRAZO.

aikko dijo...

ME PARECE PERFECTA TU ACTITUD, YO, HUBIERA HECHO IGUAL, PARA MI, ES UNA ACTITUD ANÁRQUICA (COMO YO SOY) YA TE HABLÉ DE CIERTOS PARALELISMOS, PERO HABLANDO YA EN GENERAL DEL CONTEXTO DEL RELATO, NO ES LO ESCRITO SINO LA FORMA DE COLOCAR LAS PALABRAS EXACATAS EN CADA LUGAR LO QUE ME SEDUCE, Y NO ME EXPLICO COMO NO TE DEDICAS A ESCRIBIR: LIBROS, YA SE QUE ESCRIBR EN UN BLOG ES IGUALMENTE ESCRIBIR, PERO ASÍ PODRÍAS TENERLO COMO PROFESIÓN, (ES MI MODESTA OPINIÓN) MIRA EN ESPAÑA TENDRIAS UNA LECTORA EMPEDERNIDA, BUENO DE HECHO YA LA TIENES...BESOS Y CARIÑOS

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