lunes, 16 de marzo de 2009

SON SUEÑOS (*)


El médico no se anduvo con rodeos cuando tuvo que decirme como eran las cosas y como iban a evolucionar esas cosas. ¿Por qué carijos esto sucede cada vez que es mi turno?. Me había advertido esa mañana en que me quedé de largo tras mi guardia nocturna; pasó su revisión, vió, miró a su paciente, le preguntó un par de cosas de rutina y luego me hizo una seña para seguirlo al corredor.
El panorama es el siguiente –me dijo-, la reducción de la capacidad respiratoria responde a un enfisema pulmonar, de acuerdo a como responda el paciente usaremos oxigeno de bigote, mascarilla, mascarilla con reserva o entubaremos -muy directo, brutalmente directo y sin ninguna reserva-, además, he revisado el examen de sangre y hay presencia de blastos, eso nos indica una posible leucemia aguda, vamos a hacer un segundo examen, si el resultado es el mismo pediremos una muestra medular, una biopsia, esperaremos la opinión del neumólogo y ahí tendremos el diagnostico.
Ante mi curiosidad por saber cuales serían los posibles escenarios ante esos resultados, sin anestesia agregó: Como el segundo exámen de sangre prácticamente estaría confirmando nuestras sospechas, la biopsia nos indicaría el tipo de leucemia, y es que estaríamos ante dos posibles tipos de leucemia: la linfoblástica con la cual habría una expectativa de vida de unos cuatro o cinco años con tratamiento, y, la mieloblástica que es la mas agresiva con la cual la expectativa se reduce a un año como máximo. Escuchar todo eso fue como estar ante una visión apocalíptica del cuadro clínico, equivalente a decirme que estabamos bajando por un barranco sin frenos y que los exámenes nos iban a precisar a que velocidad lo hacíamos.
Tal cual lo dijo, en los siguientes días se hizo un segundo examen de sangre y luego un tercero ¿alguna duda? –me infundí fé-, ó ¿alguna certeza? –pisé tierra-, hasta que una tarde en que estaba solo entraron en la habitación un médico internista y una enfermera empujando un carrito en un protocolo distinto a lo habitual hasta entonces. Yo había estado conversando animadamente con mi paciente, internamente durante los últimos días había estado rogando que este exámen no se llegara a necesitar y es que ya habían sido varios días desde que conversé con el médico principal y el temor aumentaba pues el solo hecho que se hiciera la prueba ya sería como una confirmación del mal.
¿Estarás bien? . Si niñito estaré bien. Es lo que me dijo mi paciente tras consultar y recibir la negativa del galeno y la enfermera ante mi pregunta si podía quedarme. ¿Cuánto tiempo tomará realizar el examen o la toma de la muestra? 25 minutos -respondieron-. Tomé la mano de mi paciente y me repitió “estaré bien”. Salí de la habitación 1059 y tras de mi se cerró la puerta, intenté la mayor serenidad posible pero repasé y se repetía en mis oídos todo lo que me dijo el médico el sábado anterior como quien escucha una sentencia.
Me planté de pié como un soldado frente a la puerta cerrada, miré el reloj, marcaba las 4:05 p.m. me preparé, me calcé en las orejas los auriculares del celular y le pedí a Dios algo de misericordia que si era preciso me transfiriera todo el dolor que experimentaría mi paciente allá adentro. Pulsé el botón de reproducción de MP3, al poner play la elección aleatoria para empezar puso en mis oídos los acordes de un rasgueo de guitarra conocido
...RE-MI-Fa#m, RE-MI-LA, RE-MI-Fa#m, Sim-MI, RE-MI-Fa#m …
En ese momento sentí una punción encima de mi esternón seguida de la entrada de una cánula llegando hasta mi médula; algo me lanzó a un premonitorio futuro en que me encontraba muy triste tratando de asimilar una ausencia, por eso traté de imaginar en ese mismo instante que estabamos en una carretera devorando el asfalto sobre nuestras motos, con lentes oscuros, uno al lado del otro, yo en mi 150 cc. y él en su vieja Indian, con el viento golpeándonos el rostro a pleno sol.
La canción siguió sonando:
“Son sueños que son de verdad, me gustaría que fuera real
son sueños, quiero llegar hasta el final, y nada sirve si no estás
En silencio, te busco y sueño con poderte amar
Te sigo buscando tanto (…) por eso te tengo que inventar
Te sigo esperando tanto (…) por eso te tengo que encontrar
Son gestos que quiero mirar, me gustaría poderte tocar,
Son sueños, quiero que existas nada mas, sigo buscando ¿dónde estás?
En silencio te busco y sueño con poderte amar (…)
Te sigo buscando tanto, te sigo esperando tanto, por eso te tengo que inventar …”.

Finalizados los 25 minutos, luego de esa y varias canciones, con un gran dolor en el centro de mi pecho supe que las sentencias se cumplen y esta inexorablemente se cumpliría; enjugué mis lágrimas y me hice el valiente, me dije a mi mismo que era el hombre mas fuerte del planeta antes de volver a la habitación donde el más dócil y valiente de los pacientes con una palmadita en mi hombro me recibió y me dijo “Todo está bien niñito, todo está bien, no me dolió nada”.
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(*) "Son sueños" parte del album "A contracorriente" (El Canto del Loco)

3 comentarios:

hARTaMENTE dijo...

Es lo más duro y poético que he leido en mucho tiempo, gracias tío...Ese paciente sigue vivo.

milk dijo...

Si supieras como te entiendo, yo que pase por esa prueba hace mucho tiempo y ahora estoy llorando pensando como dolía y como estaba el tío mas lindo y valiente que conocí. Te quiero primo, y él siempre nos estará cuidando desde donde está.

aikko dijo...

Buenos días MANFREDO, decirte que has logrado que de mis ojos broten las lágrimas, cuanta poesía hay en tus palabras escritas...que no habrá dentro de tu alma.
Así es la vida, desde que nacemos, cada día morimos un poco, la muerte es tan paciente que nos da toda una vida de ventaja...porque sabe que al final, nos tendrá a todos, y sigue la rueda...
En el momento de nacer, nos expiden el pasaporte para morir, solo que a plazos y cada día vivido es un de ellos. Es, mi modesta opinión.
Yo, estado en el otro lado una vez, se lo que vi y lo que nos espera, ahora ya no la temo, nunca me senti mejor que los segundos que "vivi" en la muerte.
Estate tranquilo, tu papá está de maravilla junto a sus seres queridos es el premio a toda una vida de sufrimientos.
Te beso en el corazón,
Chesca

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